viernes, 27 de noviembre de 2009

El eterno amor imposible

Título: Luna Nueva
Director: Chris Weitz

Intérpretes: Robert Pattinson, Kirsten Stewart y Taylor Lautner

Género: fantasía

Año: 2009




Confieso que no me he leído el libro en el que se inspira esta segunda parte de la saga. Y es muy probable que me pique el gusanillo y me decida a leerlo, ya después de verla. Me sucedió lo mismo con Crepúsculo: vi la película, me resultó lenta y sosa y al leer la novela, cambió por completo mi percepción de la historia.

No me sorprende, ya que los hechos sobre el papel superan con creces en calidad a las imágenes de la pantalla. El motivo es claro: en las páginas se profundiza mucho más, se aportan más detalles y los personajes suelen tener una mayor riqueza, pues se mencionan todos y cada uno de sus rasgos, los buenos y los malos. En cambio, en el cine todo se tiende a idealizar por razones estéticas, no hay rasgos imperfectos ni errores demasiados evidentes, la trama se acelera porque una cinta que dure más de dos horas comienza a hacerse pesada. Y todo esto no es negativo, sino que simplemente, responde a las exigencias del negocio, porque se trata de llamar la atención del espectador, no de aburrirle. Y Luna nueva nos hace pasar un rato entretenido y emotivo.

Aunque la mayoría lo negará por no pecar de cursis, es conmovedora la historia de amor de Edward y Bella, cómo se miran, la profundidad de sus sentimientos, que traspasa la pantalla. No deja de ser un amor típico, tratado hasta la saciedad en todos los campos: literatura, teatro, cine. Es el encuentro del chico malo y la chica frágil e ingenua, pero las interpretaciones de los protagonistas nos hacen olvidar, por un momento, tanta obviedad.

Elegir a Robert Pattinson para dar vida a Edward fue todo un acierto, ya que las facciones peculiares de su cara le convierten en alguien misterioso y atrayente, envuelto en una magia especial que le hace irresistible. Y eso es, casualmente, lo que no tiene Jacob, el mejor amigo de Bella, que intenta conquistar su corazón, pero cuyo único atractivo es su cuerpo musculoso.

Es una buena maniobra recurrir al personaje del licántropo para distraer al espectador y mantenerle atento durante la ausencia de Edward, pero no por ello pierde su condición de personaje de relleno, útil para alargar la trama, aunque casi acapare todo el protagonismo de la película.
No se puede pasar por alto que los tres actores han mejorado en su profesión notablemente, en relación a su anterior interpretación en Crepúsculo. Sobre todo, Kirsten Stewart, que pasa de ser una actriz confusa dentro de su propio papel y que no transmite nada de credibilidad, a convertirse en una fuente de sentimientos intensos que llegan al público.

Asistimos, además, a la evolución física e interpretativa de Dakota Fanning, la niña de El escondite o El fuego de la venganza, cuya aparición en esta historia es breve, pero de calidad.

Una cinta emotiva y suave, cuyo mayor reclamo son los protagonistas y la novela en la que se basa. Bonita, pero lenta, a pesar de tener más acción que la anterior. Un 9 para Pattinson; él seguro que se quedará en mi recuerdo.

jueves, 26 de noviembre de 2009

Zarza Capilla: un pueblo cálido y acogedor

Situado en la provincia de Badajoz, a 201 kilómetros de la capital, este pequeño pueblo que forma parte de la comarca de la Serena, tiene tan sólo unos 500 habitantes. Junto a la sierra de Las Poyatas, en plena naturaleza, se trata de un lugar privilegiado para los amantes de la tranquilidad, que podrán disfrutar de la belleza de sus paisajes. Así, el núcleo urbano se encuentra una altitud de 601 metros.

Durante la guerra civil, el pueblo fue parcialmente destruido por las bombas, por lo que muchos pensaron en construirlo de nuevo, a menor altitud, apenas a una distancia de 3 kilómetros del original. Sin embargo, más tarde, también el pueblo de siempre pudo ser reconstruido. De esa manera, en la actualidad, existen dos pueblos claramente diferenciados: Zarza Capilla La Nueva, la de menor altitud, construida con una estructura más cuadriculada, en la que todas sus calles son paralelas y rectas; y Zarza Capilla La Vieja, la tradicional, al pie de la sierra, de calles estrechas y empinadas. Nos centraremos en la original, ya que es la que tiene más historia.

Antes de entrar en el pueblo, tanto si venimos desde Cabeza del Buey (más grande y del que destaca su gran mercadillo de los jueves), como si lo hacemos desde Peñalsordo (un conjunto de casas más modesto), lo primero que nos encontramos es el Paseo Máximo Hidalgo. Tiene unos 100 metros de longitud y cuenta con bancos y una fuente de agua potable, además de que en él se sitúa la parada de autobuses.

En el centro del pueblo, se encuentra la Plaza de Extremadura, que antiguamente albergaba pequeños huertos y que ahora cuenta con una bonita zona de jardines. Se inauguró el 21 de agosto de 1992, y en ella se encuentra la Casa de la Cultura. En esta plaza, se celebran las fiestas tradicionales, que tienen lugar el 24 de agosto, día de San Bartolomé, patrón del pueblo. Así, en torno a esa fecha y durante una semana, se disfruta de varias actividades, como la romería de San Isidro que se celebra el día 20 en la ermita del mismo nombre, la chocolatada para las personas mayores, la caldereta, la actuación de una orquesta en la citada Plaza de Extremadura, suelta de vaquillas por las calles, etc.

Zarza Capilla ha crecido en los últimos años, en cuanto a nuevas instalaciones. Hace poco, se construyó una piscina municipal situada enmedio de los dos pueblos, en la que han crecido bastante árboles y cuyas zonas ajardinadas se cuidan a diario. Además, el año pasado se puso en funcionamiento un albergue, en el que se puede desayunar, comer, merendar y cenar a un precio muy asequible. Tanto la piscina como el albergue, han contribuido a mejorar el turismo de la región, cuya población sólo crecía en verano y especialmente, con motivo de las fiestas.

Para finalizar, no podemos olvidar dos rincones muy especiales dentro del pueblo: el Mirador del Valle, que se sitúa en la parte alta del Antiguo Núcleo, y desde el que se puede disfrutar de las vistas del pantano de la Serena; y también, Las Cruces, un recinto restaurado, un paseo con iluminación, bancos, agua potable y un parque infantil.

Zarza Capilla: un auténtico paraíso de tranquilidad sólo para aquellos que son capaces de valorarla, respirar su ambiente, descubrir cada nuevo rincón de su sierra y envolverse de su aroma. Conocer su naturaleza es descubrir un tesoro.

lunes, 23 de noviembre de 2009

CRÓNICA: dos horas de Supermartxé

Nos dirigimos a Fabrik, espacio multiusos, esa gran nave convertida en discoteca de masas, tan popular por su nombre como por sus fiestas. Es la carretera de Moraleja de Enmedio, repleta de coches, a los lados, sobre los bordillos de las aceras, en el propio parking del recinto donde, casi por casualidad, encontramos un hueco.

El ambiente es prometedor, dada la cantidad de gente que merodea cerca de la entrada, también abarrotada de vehículos. Acudimos a la puerta con la ilusión acumulada que nos han transmitido nuestros allegados desde semanas atrás, aunque me da por pensar, justo en ese momento, que quizá todo aquello no sea para tanto. Por ello, me propongo descubrirlo.

Son las cuatro de la madrugada del sábado al domingo y mientras espero a que la taquillera me ponga mi pulsera VIP, observo cientos de bombillas amarillas que forman, enormes, sobre la entrada, el nombre de la fiesta: SUPERMARTXÉ.

Entramos gratis, gracias a dos amigos, y nada más pisar aquel espacio, la curiosidad se apodera de mí y mis ojos vuelan impacientes por todo el recinto. Realmente, no cabe ni un alfiler; miles de personas se reúnen en el centro de la pista al pie de enormes plataformas llenas de luz y color, sobre las que los bailarines y bailarinas tratan de mostrarnos el motivo por el que se paga a 30 euros la entrada.

Mi primera impresión es buena y me gusta lo que veo, salvo cuando aprecio la acumulación de gente y el agobio que ello supone. Supermartxé: porno star. El típico cartel que llama la atención, pero cuyas palabras suelen quedarse sólo en eso. En este caso me equivoco: nada más entrar, una bailarina se sube a una especie de cuenco transparente, ataviada sólo con un minúsculo tanga dorado, y al ritmo de la música, se baña con una botella de champán mientras se contonea ante la babeante mirada de los presentes. No obstante, este baile es lo más suave que se puede ver allí.

En las dos horas que permanezco en la discoteca, me da tiempo a presenciar diversas situaciones: un acto sexual gay explícito, un magreo hetero con una penetración nunca vista, un sensual baile lésbico, acrobacias en el aire por parte de dos chicas y cómo se ducha un fornido chico, todo esto mientras se mueven más de 60 gogo´s venidos de toda España. Se respira calor en el ambiente y disfruto de lo que escucho, mientras me pregunto si realmente está permitido tal despliegue sexual, del que soy espectadora por primera vez en mi vida, y que no deja de ser sorprendente.

Hasta que no subo a la zona VIP y me apoyo en la barandilla para contemplar el espectáculo, no soy consciente de la magnitud de la fiesta. Tengo delante de mí un negocio millonario, en el que se está cuidando hasta el más mínimo detalle.
El público ha pagado por lo que está viendo y más. Es cierto que me invade una sensación de alegría y bienestar, y que el ritmo recorre mi cuerpo, pero creo que todo eso no vale lo que la gente ha pagado. No obstante, se trata de una fiesta de renombre: es la gran Supermartxé, el espectáculo traído de Ibiza, y del que todo el mundo habla, ya sea desde la experiencia o movido por la curiosidad.

Cuando nos marchamos a eso de las seis de la madrugada, un deportivo de color naranja (me encanta) aparcado frente a la puerta, llama poderosamente nuestra atención. Es tan espectacular, que brilla por sí mismo. Nos cuentan que el propietario es el dueño de la fiesta. No nos sorprende.
Me quedo con ganas de haber pasado toda la noche en Fabrik, pero quizá, eso le habría quitado el encanto y mi buen sabor de boca.

sábado, 21 de noviembre de 2009

La libertad de descubrir

Más libre que nunca, con mayores alternativas, ricas expectativas, futuras ilusiones. A veces, es mejor vivir de otro modo para comprender y valorar el mundo en el que nos movemos. A menudo, hay que luchar por abrir claros en un cielo lleno de nubes, y permitir que éstos nos lleven hasta la luz del sol.
Sentir como nunca antes lo hice me traslada a una visión desconocida de los actos humanos, una perspectiva voluntaria y sana que a pesar de ser distinta, no me aleja de mí misma.
Sólo tengo una existencia y desde el punto de vista de mi juventud, me gusta pensar en el futuro con una mirada emocionada. No lamento lo que perdí, aunque sí me recreo en todo lo bueno, en lo que pudo ser y no fue, en lo que pudo marchar mejor, pero algún elemento discordante lo empañó.
Aprendo cada día a buscar mi camino. Sé lo que quiero, pero aún no se ha presentado deslumbrante ante mí, más no hay prisa, si el trayecto es rico en aromas y sabores, en instantes precisos y preciosos, en gestos de incalculable valor.
Estas líneas me dan un pedazo de tristeza, pero ésta no es más que producto de mi, últimamente, constante melancolía.
Hay aspectos de mí misma que soy incapaz de entender. No obstante, sí me ajusto a lo más importante: lo desconocido y lo maravilloso se detendrán en cualquier rincón, aquel que yo todavía no he visto.

lunes, 16 de noviembre de 2009

El momento menos oportuno


Título: Celda 211


Director: Daniel Monzón


Intérpretes: Luis Tosar, Alberto Ammann, Antonio Resines.


Año: 2009




Esta es la historia de un hombre al que la suerte le juega una mala pasada; un chico que está en el peor lugar en el momento menos favorable y en las más duras circunstancias. Un joven que podría ser cualquiera de nosotros.

La nueva película de Daniel Monzón cautiva al espectador desde el primer minuto. Es de esas cintas cuyas escenas están perfectamente estudiadas y tienen un gran valor por sí mismas, de manera individual. No hay ni un sólo segundo que sobre o no aporte nada a la historia: todo unido forma un entramado de tensión que no deja indiferente a nadie.

En este caso, los comentarios positivos del público han corrido como la pólvora y han promocionado la película mucho mejor que cualquier estrategia publicitaria. Y en la pantalla se demuestra con creces que el espectador no se equivoca en absoluto, ya que son numerosos los aspectos que merecen ser alabados.

Para empezar, el reparto es excelente. Luis Tosar interpreta a Malamadre, el líder de la cárcel, el más respetado, a quien nadie se atreve a toser. Y lo hace con medalla de oro, pues no debe ser nada fácil mantener intacto un tipo y tono de voz que no es el suyo, macarra e intimidatorio, durante toda la historia. Eso por no hablar de la multitud de matices que muestra en cada intervención.

Antonio Resines tampoco se queda atrás en su papel de Utrilla, con el que nos sorprende, por su actitud fría y cruel, tan en contraste con su interpretación inolvidable del encantador padre de familia en la popular serie televisiva Los Serrano.

No obstante, el protagonista indiscutible de la historia es Juan Oliver, interpretado por Alberto Ammann, un funcionario de la cárcel que en su primer día se queda atrapado por error en la celda 211, mientras el caos se apodera del recinto. El personaje nos conmueve y nos envuelve durante toda la cinta, por su valentía, su capacidad de supervivencia en un ambiente que no le corresponde y que le es totalmente hostil y porque la mala suerte se ceba con él.

Porque en el fondo, todos nos sentimos como él. Sabemos que las cosas van bien, hasta que en un minuto nuestra fortuna puede cambiar y hacernos desdichados. Y nadie puede predecirlo, ya que escapa a nuestro control. Si algo nos enseña esta película es que somos presos de nuestro propio destino y está en nuestras manos ser hábiles para llevarlo lo mejor posible o tratar de modificarlo.

Así, para concluir, debo decir que está es casi la mejor cinta española que he visto, con diferencia. Desde los actores, cuyas interpretaciones son magistrales, hasta la escenografía, pasando por un argumento intenso y envolvente, es muy difícil despegar los ojos de la pantalla. Le doy un 9. Muy recomendable.

domingo, 15 de noviembre de 2009

GRACIAS, ISMA, POR TUS PALABRAS. Y enhorabuena por tu blog, cada vez más interesante, y que recomiendo a todo el mundo: http://cajondehistorias.blogspot.com/

viernes, 13 de noviembre de 2009

El sabor del amor y la amistad


Luz de libertad.

Ismael Cruceta.

Edición personal, Madrid, 2009, 182 páginas, 18 euros.


Cuando mi compañero de carrera y amigo, Ismael Cruceta, nos informó de que había publicado su primera novela, una sensación de alegría e ilusión me envolvió. Alegría porque, por fin, había logrado uno de sus sueños: publicar aquella historia sobre un actor español de éxito, que comezó a escribir años atrás, y cuyos borradores nos mostraba a unos pocos afortunados. E ilusión porque me sentía identificada con sus ganas de que su libro lograra un merecido hueco en el panorama literario nacional.

Pienso que es una de las mayores aspiraciones de todo periodista: que sus escritos lleguen lejos y provoquen emociones en quien los lee. Ismael lo ha conseguido. Por medio de unas páginas de lectura fácil, rápida y fluida, nos transporta al particular mundo de Julio Silva, un actor borracho de triunfos, huérfano de amor y perdido en su propia vida, pero que no renuncia a sus ilusiones del pasado.

El argumento se desarrolla deprisa, a veces, parece que demasiado. Son las palabras de un hombre atormentado por lo que pudo hacer y no hizo, por lo que podría haber sentido y ahora no lograr sentir; un hombre que no vive su presente ni piensa en su futuro, aunque siempre cuenta con la eterna amistad de su representante y compañero, Ramón Sánchez.

Un lenguaje directo, claro, y en ocasiones, duro, salvaje, es reflejo de los sentimientos de derrota y vacío interior del protagonista. Es un historia que invita a reflexionar sobre la vida: ¿es tan importante el éxito profesional como para renunciar a la vida privada y la felicidad? ¿Qué ocurre cuando triunfo y amor son incompatibles? Son muchas las preguntas que a menudo nos hacemos y que esta historia nos permite comprender con mayor claridad.

No obstante, también requiere mención que en las primeras páginas, Cruceta pretende narrar tantos datos que el lector puede llegar a sentirse algo abrumado por tanta información. Especial confusión ocasiona citar tantas títulos de películas en tan poco espacio, aunque el autor consigue distinguirlas al final y destaca aquellas de mayor interés para la historia.

Este pequeño detalle se pasa por alto, teniendo en cuenta que el libro emociona de principio a fin por la riqueza narrativa del argumento, el lenguaje preciso en cada parte de la novela, esa invitación profunda a una reflexión vital y la capacidad de hacernos entender los pensamientos de Julio Silva a lo largo de casi toda la novela. Porque casi llegamos a amar del mismo modo que lo hace él.

Así, esta historia me conmueve como sólo una novela anterior lo hizo. Como lectora dura que soy, pocas narraciones me remueven por dentro y me permiten sentir en primera persona. Y ésta lo logra. Es por ello que la guardaré en un rincón privilegiado en mi estantería y en mi memoria.

domingo, 8 de noviembre de 2009

Un programa interesante

Son las 17.40 horas del 8 de noviembre de 2009. Estoy escuchando la emisora Radio Carcoma, que emite a través de Internet en www.radiocarcoma.com. Iván Gómez y David García, dos amigos de San Blas y Coslada, han comenzado a emitir hoy su programa, cuyo tema principal son los viajes.
Con toda la ilusión y el empeño, se han dedicado toda la semana a pensar cómo lo iban a enfocar y qué información iban a incluir. Han sido unos días dedicados a redactar el guión con las ganas y la emoción que merece un mundo tan rico como el de la radio.
El comienzo de esta primera emisión ha sido un poco confuso. Deduzco que existía un problema con los micrófonos, ya que al principio las voces de ambos se escuchaban entrecortadas o a un volumen demasiado bajo. Luego, todo el programa ha transcurrido con normalidad y fluidez.
Lo que más me ha llamado la atención desde el primer momento ha sido la naturalidad de las dos voces, capaces de transmitir todos los datos con tranquilidad, de una forma clara, directa, sencilla, características propias del periodismo más riguroso, que han sabido plasmar muy bien sin haber hecho locución antes.
Los datos que han aportado han sido curiosos y de interés, con un lenguaje cercano y coloquial. La elección de los temas musicales ha sido acertada, ya que amenizaban mucho el programa y eran útiles para distinguir los distintos bloques de información.
Amo la radio por encima de todo y he sentido envidia sana al escucharles, pues hubiera querido acompañales en su debut. Pero si bien he destacado lo más positivo de su primera intervención radiofónica, también creo justo mencionar algunos detalles menos buenos.
Siempre desde mi punto de vista, creo que durante los primeros treinta minutos, a ambos se les ha sentido apagados; hablaban despacio y entre la intervención de uno y otro, el silencio se hacía demasiado largo. Cuando se emite en radio, es muy importante evitar los silencios, por cortos que sean, y que los distintos colaboradores alternen sus intervenciones lo más rápido posible, con el fin de huir de esos "cortes". Hablar continuadamente garantiza la atención de los oyentes y que éstos no se distraigan.
A su favor añadiré, que no se ha percibido nerviosismo en ningún instante, por parte de ninguno de los dos, y eso que, seguramente, estarían en tensión, ya que es natural tratándose del primer día. De hecho, las voces han ido cogiendo soltura y confianza a medida que avanzaba la emisión.
En definitiva, ha sido un programa ameno y lleno de riqueza informativa y musical. Enhorabuena, chicos. Espero poder unirme a vuestro proyecto en alguna ocasión.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Tan profundo y complicado sentimiento



Título: 500 días juntos

Director: Marc Webb

Intérpretes: Joseph Gordon-Levitt, Zooey Deschanel y Clark Gregg.

Género: Comedia, drama, romántica.

Año: 2009.


Un hombre y una mujer se conocen en su lugar de trabajo. Son Tom y Summer, dos jóvenes con ideas distintas de lo que significa el amor y el puesto que ocupa en sus vidas. Ambos se encuentran, se sienten atraídos el uno por el otro y comparten 500 días juntos.
Lo más llamativo al principio es que la historia no sigue un orden cronológico, sino que el pasado, el presente y el futuro se alternan de forma maestra para dar dinamismo al asunto. Y esto enriquece mucho la cinta, ya que precisamente, no se trata de un tema original que se dirija por sí mismo. Más bien, otra vez, es la típica historia de chico conoce a chica, como bien se adelanta durante los primeros minutos, pero dotada de un toque especial: "ésta película no es de amor, sino de desamor".
Y el signo de distinción lo traen los protagonistas. La atrayente y sumamente expresiva mirada de la actriz Zooey Deschanel, que interpreta a Summer, permite al espectador comprender a la perfección el profundo sentimiento que despierta en Tom. Y no es para menos: una chica dulce y independiente hace las delicias de cualquier hombre en su sano juicio.
No obstante, como en cualquier historia de amor, las cosas no son nada fáciles. Si algo tiene esta cinta es que nos ponemos en el lugar de los protagonistas desde el primer momento. Todos hemos vivido situaciones en las que uno de los amantes no era del todo correspondido. Todos hemos amado hasta la médula a alguien que sólo sabía devolver sonrisas, pero ni un sólo gesto de pasión o complicidad. Todos hemos sentido alguna vez que no sabíamos qué nombre ponerle a esa unión.
Porque lo cierto es que la historia de Tom y Summer es nuestra historia. Y por eso, el argumento está cargado de matices, instantes con los que nos sentimos idenficados, gestos y reacciones que querríamos cambiar. Y por eso, la trama se hace tan intensa, tan sentida y nos deja un pequeño nudo en el estomágo. Porque en el fondo, todos buscamos alguien a quien amar.