miércoles, 28 de noviembre de 2012

Meningitis

Se trata de una inflamación de las meninges, que son unas membranas que recubren el cerebro y la médula espinal. Su causa puede ser alguna enfermedad, la ingestión de determinados medicamentos o la aparición de virus o bacterias. Se puede distinguir la meningitis viral y la bacteriana. La primera, también conocida como meningitis aséptica, es frecuente (hasta en un 80% de los casos) y de menor gravedad, con síntomas parecidos a los de la gripe, por lo que en ocasiones, es difícil de descubrir. En cambio, la segunda es poco habitual (se da en un 15% de los casos) y puede provocar la muerte si no se detecta y se trata a tiempo. 

Muchos de los virus o bacterias que generan la meningitis son muy comunes y se les vincula con enfermedades bastante habituales; aquellos que infectan el aparato gastrointestinal y urinario y las vías respiratorias pueden extenderse (por medio del líquido cefalorraquídeo) hasta las meninges, utilizando la sangre como elemento conductor. Asimismo, una infección local grave (como otitis o sinusitis) o un fuerte traumatismo craneal pueden hacer que una bacteria alcance las meninges. 

La infección se extiende con facilidad en lugares estrechos, como pueden ser hospitales o centros educativos. Si se diagnostica pronto, la curación es completa. Es fundamental poner las vacunas establecidas y acudir al médico en cuanto se sospeche de su presencia. Algunos de los síntomas que conviene observar son fiebre, dolor de cabeza, irritabilidad, sensibilidad a la luz (denominada fotofobia), convulsiones, erupciones en la piel, cuello rígido y una disminución de la conciencia (estado de letargo). Los primeros indicios pueden aparecer con rapidez o varios días después de que se manifiesten otras características de la infección, como vómitos o diarrea. 


En el caso de los lactantes, a veces no existen síntomas, aunque pueden presentar un llano agudo, un tono amarillento en la piel, una succión débil al mamar o carencias alimenticias. En la mayor parte de los casos de meningitis viral, la curación se produce transcurridos entre siete y diez días desde que comenzó. 

Para establecer el diagnóstico, se realizarán pruebas de laboratorio y una punción lumbar para extraer líquido cefalorraquídeo, para que sea analizado y poder determinar si la infección se ha producido por un virus o por una bacteria. A veces, es necesaria la hospitalización, sobre todo, en los casos más graves. La terapia a seguir consiste en reposo, un tratamiento con medicamentos y beber mucho líquido. 

Si se sospecha de su presencia o se padece meningitis bacteriana, se aplicarán antibióticos por vía intravenosa cuanto antes. La meningitis bacteriana puede generar ciertas complicaciones, como baja presión arterial, estado de shock, problemas de audición, falta de oxígeno y dificultades respiratorias, convulsiones, carencias en el aprendizaje o deficiencias neurológicas. 

Esta infección, sea del tipo que sea, se contagia por el aire o por el contacto directo con pequeñas gotas de fluido de la garganta o de la nariz de una persona infectada. El hecho de compartir utensilios de cocina o comida también puede causar el contagio. Lo habitual es que la infección se transmita entre personas muy próximas, como aquellas que viven juntas o tienen cierta intimidad. 

Los especialistas médicos recomiendan la aplicación de la vacuna (conocida como vacuna antimeningocócica tetravalente o MCV4) a los niños de once años, con una dosis de refuerzo a los dieciséis años. También, una buena higiene puede prevenir la enfermedad. Si se sabe que existe un contacto directo con alguien que padece meningitis, conviene consultar con el médico si se puede tomar algún medicamento como medida de prevención. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario