Hoy, 21 de septiembre, es el Día Mundial del Alzheimer. Esta jornada se dedica a rendir homenaje a todas aquellas personas que han caído en las redes de esta terrible enfermedad, que roba la memoria y destruye los recuerdos. Y también a sus familiares y amigos, que ven como el afectado pierde su identidad y la deja en manos de este mal silencioso, pero que avanza deprisa. Según el Ministerio de Sanidad, en España hay entre 500.000 y 1,3 millones de enfermos, y es posible que sean 1,5 millones de aquí al año 2050.
Está previsto que el año que viene se pruebe la vacuna experimental contra el Alzheimer en seres humanos. Ojalá los resultados sean positivos.
EL ORIGEN
La enfermedad debe su nombre a Alois Alzheimer, un neurocientífico alemán. Una de sus pacientes, Auguste Deter, comenzó a sufrir esta dolencia con sólo 51 años, en el año 1901. Perdió la memoria progresivamente, mostraba despreocupación generalizada por las cosas, cometía errores en la cocina y tenía una conducta hostil. Daba respuestas extrañas a preguntas sencillas (como si estaba casada o no) y perdió el sentido de la realidad a medida que evolucionaba el proceso de la enfermedad. Su marido, preocupado, la llevó al hospital y allí recibió los cuidados de Alzheimer durante cinco años, hasta que murió en 1906.
Alois Alzheimer |
CARACTERÍSTICAS
Se trata de una demencia. Más en concreto, es una enfermedad neurológica progresiva e irreversible, que provoca la muerte de las neuronas en el cerebro. Se da a partir de los 65 años, pero, a veces, puede presentarse en personas más jóvenes. Existen diez indicios o síntomas, establecidos por la Asociación de Alzheimer de Estados Unidos, que pueden ponernos sobre aviso. Son los siguientes:
- Dificultad para realizar actividades familiares.
- Desorientación temporal y espacial.
- Pérdida de memoria que influye en el correcto desempeño del trabajo.
- Juicio deficiente o escaso.
- Cambios en la personalidad.
- Cambios de humor o de conducta.
- Problemas en el uso del lenguaje.
- Falta de iniciativa.
- Colocación de cosas en lugares equivocados.
- Dificultades con el pensamiento abstracto.
Un enfermo con estas características, además repite una y otra vez las mismas preguntas y suele realizar varias veces las mismas tareas. También, le cuesta encontrar las palabras correctas cuando mantiene una conversación. Conforme avanza esta patología, el afectado descuida cada vez más su aspecto exterior y su percepción de la realidad se distorsiona. A partir de este momento, se acelera el proceso, hasta alcanzar la demencia grave, en la cual el enfermo necesita ayuda durante todo el día para asearse, comer y vestirse. Ya es incapaz de valerse por sí mismo.
La situación se agrava con el paso de tiempo. El paciente camina lentamente y con el tronco flexionado. Apenas pronuncia algunas palabras ininteligibles y sufre graves alteraciones del comportamiento y del sueño. Al final, deja de andar y de hablar, y tiempo después muere, como consecuencias de algunos daños en el organismo, producto de la enfermedad.
Todos los especialistas hacen dos recomendaciones fundamentales. Por un lado, intentar detectar de manera precoz los síntomas de esta patología, y por otro lado, ejercitar la función intelectual y la memoria. También, es importante llevar una alimentación equilibrada, baja en grasas y con un elevado componente de vitamina E, lo que protege contra el deterioro de la memoria.
Es una dolencia que evoluciona muy lentamente. En función del paciente, pueden transcurrir entre cinco y veinte años desde la aparición de los primeros síntomas hasta el estado más grave.
No existe ningún tratamiento que pueda revertir el proceso, pero sí hay medicamentos que pueden retrasar la evolución, en determinadas fases de la enfermedad.
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