Más libre que nunca, con mayores alternativas, ricas expectativas, futuras ilusiones. A veces, es mejor vivir de otro modo para comprender y valorar el mundo en el que nos movemos. A menudo, hay que luchar por abrir claros en un cielo lleno de nubes, y permitir que éstos nos lleven hasta la luz del sol.
Sentir como nunca antes lo hice me traslada a una visión desconocida de los actos humanos, una perspectiva voluntaria y sana que a pesar de ser distinta, no me aleja de mí misma.
Sólo tengo una existencia y desde el punto de vista de mi juventud, me gusta pensar en el futuro con una mirada emocionada. No lamento lo que perdí, aunque sí me recreo en todo lo bueno, en lo que pudo ser y no fue, en lo que pudo marchar mejor, pero algún elemento discordante lo empañó.
Aprendo cada día a buscar mi camino. Sé lo que quiero, pero aún no se ha presentado deslumbrante ante mí, más no hay prisa, si el trayecto es rico en aromas y sabores, en instantes precisos y preciosos, en gestos de incalculable valor.
Estas líneas me dan un pedazo de tristeza, pero ésta no es más que producto de mi, últimamente, constante melancolía.
Hay aspectos de mí misma que soy incapaz de entender. No obstante, sí me ajusto a lo más importante: lo desconocido y lo maravilloso se detendrán en cualquier rincón, aquel que yo todavía no he visto.
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