lunes, 1 de febrero de 2010

Víctimas de la mala suerte

Título: Inocentes
Director: Daniel Calparsoro
Intérpretes: Michelle Jenner, Álex González.


Tres chicas celebran en la playa el cumpleaños de una de ellas. En un momento dado, se apartan de su grupo de amigos y se adentran en un pequeño bosque. Alegres y confiadas, descubren un flamante coche que enseguida llama su atención. Pertenece a Marcos (Álex González), un chico atractivo y aparentemente encantador, que entabla conversación con ellas y las invita a montar en su vehículo. Minutos más tarde, su excesiva confianza les sale cara: dos hombres salen de una furgoneta y las secuestran.

Así comienza esta serie televisiva de dos capítulos, cuya última emisión tuvo lugar ayer domingo en Telecinco. Inspirada en hechos reales (el secuestro y posterior asesinato de las niñas de Alcàsser hace más de quince años), esta tv movie refleja con absoluta crudeza y realismo el calvario por el que pasan las tres jóvenes secuestradas, atrapadas sin pretenderlo en una red de prostitución de lujo.

Enmedio del entramado se encuentra Marcos, que hace los trabajos sucios que le encargan los subordinados de Tarko, el líder de la organización. Sonia (Michelle Jenner), su novia, no conoce la doble vida de su pareja y el hecho de descubrirlo cambiará su existencia para siempre.

Destacan las interpretaciones magistrales de todos los actores, que cautivan al telespectador y le permiten comprender la grave situación que se muestra en la trama. Esta serie es una oportunidad para educar a los niños y adolescentes para que no confíen en cualquier persona que les tienda la mano. Y más aún, hoy en día, que son bastante frecuentes los secuestros y desapariciones.

Sin duda, la clave del éxito de esta ficción está en que no acaba como cabría esperar. El final es una auténtica sorpresa, que deja al público con una ligera sensación de ahogo y el corazón en un puño. No hay ni un sólo minuto de la historia prescindible o que haya que matizar. Cada imagen es necesaria y las numerosas escenas de extrema violencia añaden el dramatismo justo para mantenernos enganchados.

Es una ficción que invita a reflexionar sobre el mundo en el que vivimos, en el que muchas veces, lo más importante es el dinero y el poder, por encima de la vida y la dignidad de las personas. Una protesta pública por los cientos de asesinatos que se cometen cada año y cuyos culpables desaparecen de la faz de la tierra. Por ello, merece la pena verla.

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