miércoles, 1 de agosto de 2012

Nuevos horizontes laborales


Tal y como está el panorama económico y social en nuestro país, me atrevo a sostener que la gran mayoría de la población española se ha planteado irse al extranjero en busca de una nueva oportunidad. Al menos, en algún momento más o menos desesperado. Las cifras hablan por sí mismas: en lo que va de 2012, ya han emigrado más de 40.600 españoles, lo que supone un 44% más que hace un año. En total, más de 300.000 se han ido fuera desde que comenzó la crisis. 


Se trata de una alternativa interesante, pero también un tanto arriesgada. Como es obvio, es necesario salir de España con un poco de dinero ahorrado con el fin de poder establecer una nueva vida en otro lugar, en principio, temporal. Si uno tiene mala suerte, puede volver a casa con los bolsillos vacíos, el ánimo hundido y las ilusiones rotas, puesto que no es nada fácil llegar a un país extranjero, a menudo con dificultades con el idioma, y partir de cero. 

Tomar la decisión de huir en compañía puede facilitar las cosas. Si los problemas surgen enseguida, siempre será un consuelo contar con un hombro donde llorar, un apoyo emocional importante, sobre todo al principio de la aventura. No obstante, irse solo también puede tener sus ventajas, ya que los obstáculos pondrán a prueba la fortaleza de cada uno y la capacidad de adaptación y superación. Puede ser una experiencia enriquecedora, para el currículum y para el alma. 

Según un informe del Instituto de Estudios Superiores de la Empresa (IESE), en Reino Unido, Alemania y Holanda se cobra el doble que en España. Europa es el continente que menos exige a la hora de admitir trabajadores de otros países, debido al principio de libre circulación de ciudadanos del espacio Schengen (Acuerdo de Schengen de 1985: supresión de los controles en las fronteras interiores de los países de la Unión Europea). 

En la página web del Instituto Nacional de Empleo, se pueden encontrar guías orientativas para los que deseen trabajar en Europa. A través de la Red Eures (portal de movilidad profesional de la UE), también se puede obtener información sobre los pasos a seguir para desarrollar una tarea profesional en territorio europeo. 

Quien busque ampliar sus horizontes e irse a Estados Unidos debe saber que tiene que tramitar un visado temporal o green card. Es una tarjeta que, a pesar de su nombre, suele ser rosa o blanca y permite conseguir cualquier empleo, aunque es muy complicado obtenerla porque se sortean sólo unas pocas cada año. El servicio de inmigración estadounidense (INS) informa del tipo de visado necesario en función de las circunstancias. Nada más llegar a ese país, hay que solicitar un número de la Seguridad Social, porque es preciso tenerlo para llevar a cabo cualquier gestión administrativa. 
El perfil laboral más demandado en USA es de profesionales especializados en tecnologías, informática e ingenierías. 

Los que elijan Canadá como posible destino laboral, tienen que pedir el permiso de trabajo o de residencia, controlar alguno de los dos idiomas oficiales del país (inglés o francés), y los que sean licenciados o diplomados deben homologar su titulación. Los profesionales más solicitados allí son los que forman parte del campo de la salud, la educación y las tecnologías de la información. 

En Asia, el mercado laboral es muy rico. Para integrarse en la oferta de trabajo de China, es obligatorio tener un visado profesional de clase Z, que es aquel que permite establecerse más de tres meses. Si se trabaja allí más de 183 días, el gobierno chino exigirá pagar impuestos locales, aunque existe un convenio con España que suaviza esta medida. Muchas empresas españolas se han instalado en China, debido al espectacular crecimiento de ese país, que ofrece, por tanto, una interesante oportunidad. 


En el caso de Latinoamérica, también varias empresas españolas han probado suerte en aquel territorio, como Telefónica, Repsol, Endesa o BBVA. Compartimos idioma, lo que ya supone un punto positivo. No obstante, hay que saber seleccionar bien el país de destino, ya que muchos de la zona aún se encuentran en vías de desarrollo. 

Así pues, sea cual sea el lugar elegido, es básico tener las ideas claras, conocer las posibilidades del nuevo país, tener unos objetivos en mente, pero también, ser realistas. Puede que el futuro en el extranjero sea más prometedor, pero quizá se trate más de un proceso a largo plazo. Esperanza, esfuerzo, voluntad y constancia para llevar los sueños al plano de lo real. 


1 comentario:

  1. La única manera de no hundirse en estos momentos es mantener la vista puesta en el horizonte. Futuras oportunidades nos esperan. Nuestra misión consiste en mantenernos alerta y no dejar que se escapen. ¿Seremos lo suficientemente pacientes?

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