El valor de quererse a uno mismo

Empieza por aceptarte a tí mismo y lograrás que te acepten los demás. Hemos escuchado esta frase muy a menudo y lo cierto es que encierra una gran verdad: cada persona es única y especial, y debe aprender a valorarse, por encima de opiniones ajenas. Pero a veces, no es tan fácil superar las miradas críticas de otros. Depende exclusivamente de cada uno.

El más mínimo ápice de inseguridad puede derribar a una persona si ésta se siente observada con desaprobación por la gente que le rodea. La clave de todo es tener una personalidad fuerte, inmune a los desprecios e insultos. Pero no todo el mundo la tiene. Algunos se dejan arrastrar por la corriente y basan su felicidad en una apariencia física invidiable, si es que eso existe.

Porque, ¿qué significa exactamente tener un cuerpo 10? ¿Supone tener más amigos, encontrar mejores trabajos o ascender más fácilmente? Desgraciadamente, en ciertos casos, sí es así. Y este aspecto es lo que en realidad debería preocuparnos. ¿Tenemos que basar toda nuestra vida en nuestra apariencia externa? ¿De nada valen nuestra formación y conocimientos?

El problema es que la sociedad no se da cuenta (o no quiere darse cuenta) de que la belleza es efímera, y tal como viene, se va. Y aquellas personas que han conseguido un buen puesto por su físico, recibirán la patada en el culo en cuanto pierdan ese "valor". Porque lo que de verdad importa es lo que queda: la inteligencia, la alegría de vivir, el valor de las pequeñas cosas. Lo que día a día nos hace sonreír, no la simpleza de las apariencias.