Compleja nuestra mente que nos permite vagar por lugares lejanos, perdidos de la civilización, inalcanzables para nuestros sentidos. Las fantasías nos mantienen vivos, nos alimentan, nutren nuestro corazón. Qué muerto está quién solo cree en la realidad que nos oprime el pecho. Qué dichoso puede llegar a ser el que nada entre sus propios sueños.
domingo, 4 de octubre de 2009
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