viernes, 9 de octubre de 2009

Ese pequeño detalle


Los detalles tienen exactamente la importancia que cada persona les quiera dar. Personalmente, les doy mucha, porque igual que el aire que respiro o la comida que me llevo a la boca, me son fundamentales para seguir adelante. Cuántas veces habré sonreído por un simple gesto de cariño o una palabra cordial en el instante preciso.

Nada me resulta más bonito que poder gozar de los detalles, rodearme de otras personas que los aprecian tanto o más que yo, y compartilos juntos. Todos tenemos alguna vez los minutos mágicos para reflexionar y darnos cuenta de que la vida, en el fondo, es bella e intensa. "Qué cursi se está poniendo", pensarán muchos, pero lo gracioso es que ésos muchos se llaman cursis a sí mismos.

Segura estoy de que cada uno de nosotros se detiene, al menos una vez en la vida, a pensar íntimamente en los detalles que le rodean. Porque vivir no es más que sumar instantes, segundos, espacios, miradas, caricias, gestos, palabras. Sin nada de eso, vivir sería un verbo vacío, un hecho sin completar, dejarse llevar por los empujones de una sociedad material y fría.

Es por ello que apuesto por sentir lo más pequeño de cada momento con la grandeza que se merece. La fuerza de un detalle inolvidable no la puede borrar una larga existencia cargada de indiferencias. Porque el que siente, vive, y el que se conforma, muere.

1 comentario:

  1. ke bueno ali, aunq kiza todos esos detalles son tb los ke nos hacen sufrir tanto.

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