miércoles, 25 de abril de 2012

Se masca la tragedia


En los últimos meses, ha llegado a mis oídos, en varias ocasiones, el mismo comentario por parte de la gente: "como esto siga así, se va a liar muy gorda". Quizá se trate de un pronóstico demasiado extremista, pero es posible que no esté del todo alejado de la realidad. Los ciudadanos españoles se encuentran muy descontentos en todos los sentidos y están acumulando rabia y resentimiento. Y eso es muy peligroso. 

La mitad de los jóvenes están desempleados. Hay familias enteras en las que ninguno de sus miembros tiene trabajo. Otros viven de la caridad de ONG´s que les proporcionan alimentos y artículos de primera necesidad. Si a estas situaciones les añadimos los recortes llevados a cabo por el nuevo Gobierno, el tema está que arde.

Quienes conservan su empleo viven con el miedo constante a perderlo, porque el despido nunca fue tan sencillo para las empresas como ahora, gracias a la nueva reforma laboral. La indemnización se ha reducido a veinte días por año trabajado, con un máximo de doce mensualidades (siempre que el despido sea procedente; y si la empresa se declara en quiebra, ni siquiera indemnizará). Los empresarios serán libres de cambiar los turnos y las funciones de los trabajadores y les podrán bajar el sueldo si lo estiman oportuno. 
Y atención, según el Gobierno, éstas y otras medidas CREARÁN empleo. ¿Cómo? ¿Hemos escuchado bien? ¿Hemos perdido el juicio?

Cualquier persona, sin necesidad de haber estudiado Economía o ni siquiera disponer de estudios superiores, se habrá dado cuenta de que tal afirmación es del todo absurda. Más facilidades para despedir, más libertad para los empresarios en todos los sentidos, peores condiciones de trabajo, un mayor respiro para las empresas que tengan que cerrar por encontrarse en situación precaria y mayor número de parados. ¿Esto solo lo veo yo? ¿Hay algo que se me escapa?

Además de esto, sumamos los recortes en Sanidad, Educación, Investigación... y la subida de precios del transporte público y de los alimentos (lo de los huevos es ya insultante). No hay que ser un lumbreras para ser consciente de que si bajan los sueldos y suben la comida, nuestro poder adquisitivo será menor. Y es el momento de plantear la siguiente pregunta: ¿hasta cuándo vamos a quedarnos quietos ante tales abusos? Saben que podrán hacer de nosotros lo que quieran y precisamente por eso, lo hacen. 

No obstante, afirmo con contundencia que los mayores estafadores han sido y siguen siendo los bancos. Si tienes menos de 2.000 euros en la cuenta, te cobran una cuota anual; si cancelas tu cuenta, se apropian de diez o quince euros, un acto que consideran de pleno derecho; al solicitar una hipoteca, te cobran casi el doble de su valor en intereses; si te embargan el piso, no contentos con quedarse con el inmueble, te obligan a seguir pagando (hasta ahora que, afortunadamente, existe la dación en pago para algunos casos). ¿Qué es todo esto? ¿Cómo hemos podido consentirlo? ¿Somos idiotas?

Es posible que toda la culpa no sea nuestra. Porque ahora cualquiera se atreve a protestar, dadas las últimas "amenazas" del PP. Nuestro Gobierno pretende que el hecho de organizar protestas a través de Internet pueda ser considerado un delito de integración en organización criminal. Totalmente inaudito. Lo que pasa es que ya se sabe cómo somos los seres humanos: basta que quieran prohibirnos algo para que nos atraiga todavía más. Esto, unido al miedo y a  la rabia que ya mencioné, puede generar una situación crítica. Cruzo los dedos para que no lleguemos al caso de Grecia. 

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