Al parecer, las personas allí presentes (después de haberse concentrado al mediodía en la Glorieta de Atocha y en la Plaza de España) empezaron a lanzar las vallas contra la policía, y algunos incluso quisieron saltarlas, lo que generó que la autoridad cargase contra ellos, con el fin de alejarles del perímetro de seguridad. Hasta ese momento, los más de 6.000 manifestantes habían llevado a cabo su protesta de "desobediencia civil no violenta" de manera pacífica, y algunos declararon que fueron sólo unos pocos violentos los que desencadenaron la batalla campal.

El balance final fue de 35 detenidos y 64 heridos, de los cuales 27 fueron miembros de la policía. Uno de los heridos está en estado grave, con una posible lesión medular. Ya tenía diagnosticada una patología cervical anterior, un hecho en el que hacen especial hincapié todos los medios informativos que he consultado, como si se quisiese justificar de algún modo la brutalidad de la que el hombre ha sido objeto. Vergonzoso y triste. Mucho.
Estamos llegando a unos extremos que nadie hubiera imaginado hace cinco años. Soy consciente de que muchísima gente no comparte mi opinión (porque si no fuese así, no se harían manifestaciones), pero considero que estas reuniones públicas cargadas de pancartas y buenas intenciones no sirven absolutamente para nada. Muchos me dirán que si todos pensasen como yo, las mujeres, por ejemplo, no habríamos conseguido nuestro derecho al voto, o cosas por el estilo. Estoy de acuerdo. No obstante, en situaciones como la que estamos viviendo, con una crisis económica galopante, recortes por doquier e injusticias por todas las esquinas, creo más sensato que la masa se una en otro sentido.
Nuestro presidente, cuyo mandato está siendo lamentable hasta ahora (si se pone las pilas, lo mismo hasta nos sorprende, aunque mucho tendría que correr), vive ajeno a todos los esfuerzos de la ciudadanía por mostrar su descontento. Y precisamente por eso, las manifestaciones son inútiles. ¿Acaso Grecia ha mejorado su situación porque se haya echado a la calle la mayor parte de sus habitantes? ¿Sirve de algo poner en riesgo la vida, ante policías quemados por los recortes en sus propios sueldos, y por tanto, sedientos de cuerpos sobre los que descargar sus frustraciones?

Y que no se confundan ni los manifestantes ni los miembros de la autoridad: ser valiente no es dar unos cuantos porrazos ni saltar vallas. Ser valiente es dejar al Gobierno en bragas porque ni un sólo ciudadano va a trabajar en todo el país, lo que generaría un caos importante. Ahí sí que me gustaría verles la cara a los políticos. Menuda satisfacción utópica.
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ResponderEliminarSinceramente, el 25 S en Neptuno yo flipé bastante. No sólo con las cargas indiscriminadas si no con el hecho de que cada vez hay más gente suficientemente furiosa y desesperada como para ponerse a tirar piedras a la policía.
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