En España, no son frecuentes los tornados, pero sí sorprende su intensidad cuando nos llegan noticias de su aparición en otros países. Es un fenómeno meteorológico consistente en un embudo de aire que gira con violencia y cuya base está en contacto con la superficie terrestre, mientras que la parte más alta nace de nubes que se desarrollan verticalmente (nubes cumulonimbus o nubes cúmulus).
En su parte inferior, los tornados suelen ir acompañados por una nube de polvo y desechos. Pueden medir entre 75 metros y 2 kilómetros de ancho, y pueden llegar a recorrer más de 100 kilómetros tocando el suelo. Casi todos, están formados por vientos que pueden ir desde los 65 hasta los 180 kilómetros por hora en el caso de los más suaves, y hasta los 450 kilómetros por hora en las situaciones más extremas.
La mayoría de estos fenómenos se producen en Estados Unidos, en la zona conocida como Tornado Alley (cuyo significado es "callejón de los tornados"). Cuando se cruza el aire frío de Canadá con el aire tropical cálido del Golfo de México surgen los tornados más intensos.
Lo cierto es que tienen lugar, con mayor o menor frecuencia, en todos los continentes, menos en la Antártida.
TIPOLOGÍA
La primera clasificación se basa en si el tornado se produce sobre tierra firme o sobre el agua. Así, por un lado, están las llamadas trombas terrestres, y por otro, las trombas marinas. Ambos tipos tienen características comunes, como que presentan una corta duración y suelen ser relativamente débiles, además de disponer de un embudo de condensación pequeño que no es habitual que toque el suelo.
Más en concreto, las trombas terrestres son tornados que no están vinculados a un mesociclón (un flujo de aire situado dentro de una tormenta formada por convección y cuyas medidas suelen estar entre los 2 y los 10 kilómetros de diámetro). Generan una nube de polvo al entrar en contacto con la superficie terrestre.
Tromba marina |
Por el contrario, las trombas marinas son tornados que se desarrollan sobre el agua y que pueden dividirse en dos grupos. Por un lado, las trombas marinas no tornádicas son aquellas que se forman en aguas tropicales y subtropicales, son débiles y no se desplazan o lo hacen muy despacio. Son muy comunes y tienen una fuerza escasa. Suelen producirse en el norte del mar Adriático y en los cayos de la Florida (archipiélago situado en Florida, Estados Unidos).
Por otro lado, las trombas marinas tornádicas se conocen de manera literal como "tornados sobre el agua" y nacen a partir de tormentas fuertes. A veces, son tornados terrestres que viajan hasta el agua o también, pueden ser tornados mesociclónicos. Son más peligrosas, rápidas y duraderas que las trombas marinas no tornádicas.
Otro tipo de tornado, que corresponde a una clasificación aparte, es el denominado tornado de vórtices múltiples o multivórtice. Es aquel en el existen dos o más columnas de aire que giran en torno a un punto común, y se da en los tornados de mayor intensidad. Cada vórtice crea zonas más pequeñas que causan daños más graves conforme se desplaza el tornado principal.
Tornado multivórtice |
Hay que saber diferenciarlo del llamado tornado satélite, un tornado mucho más pequeño y débil que se forma próximo a un tornado más grande y fuerte; ambos se encuentran dentro del mismo mesociclón. Puede parecerse a un tornado de vórtices múltiples porque gira al lado de su tornado principal, pero la diferencia se aprecia fácilmente al observar su reducido tamaño.
FORMACIÓN Y DESAPARICIÓN
En su mayoría, y sobre todo los más fuertes, nacen a partir de un tipo de tormentas llamadas superceldas, en las que también son habituales fuertes ráfagas de viento, granizo, rayos e intensas lluvias. Los que surgen a partir de otro tipo de circulaciones de aire y no de tormentas, se conocen como tornados no supercelulares.
El torbellino se forma cuando se encuentran dos masas, de aire frío y aire caliente, y cae desde el borde de una nube, con una rotación en el sentido de las agujas del reloj. De inmediato, el propio torbellino crea una espiral ascendente que gira en el sentido horario contrario. El tornado, en todo su esplendor, puede permanecer activo unos minutos o más de una hora, en función de su intensidad.
Finalmente, se produce la llamada fase de disipación, en la que el tornado desaparece después de unos minutos en los que va perdiendo fuerza. La corriente descendente del flanco trasero (aire frío que desciende, RFD) cubre totalmente el tornado y le quita el aire. En ese momento, el vórtice se debilita y se hace tan fino como una cuerda. No obstante, el peligro no ha pasado del todo, ya que en este punto, los vientos pueden ser aún más veloces.
CÓMO DETECTARLOS
El radar Doppler pulsado permite medir la altitud, la velocidad, la distancia y el rumbo de un objeto y se utiliza para detectar tornados. Emite trenes de pulsos para llevar a cabo la localización. No es demasiado útil, ya que resulta ambiguo a la hora de medir distancias.
Otra forma de identificar tornados es por medio de quienes se hacen llamar cazadores de tormentas. Suelen ser expertos que viajan a las regiones más propensas a sufrir este tipo de fenómenos, con el fin de captar imágenes y estudiar de cerca el comportamiento de estos gigantes y las consecuencias de su paso por esas zonas.
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