martes, 19 de junio de 2012

Un año más, un día especial

Hay personas a las que no les agrada cumplir años, otras lo celebran pero se niegan a desvelar su edad, algunos aprovechan para desaparecer unos días y no encontrarse en su casa en el momento del festejo, e incluso están los más indiferentes, que ni siquiera se acuerdan de la fecha de su propio aniversario. No me encuentro en ninguno de esos grupos. Hasta el momento (no sé lo que sentiré en un futuro), siempre me ha gustado el día de mi cumpleaños. 

Más que por la celebración o los regalos, disfruto de esta jornada por las múltiples muestras de cariño que recibo por parte de la gente: familia, amigos, conocidos, compañeros, casi hermanos, colegas. El hecho de que recuerden la fecha ya no tiene tanto mérito, pues todos sabemos que las redes sociales se encargan de avisarnos de este tipo de eventos en todo momento. 


No obstante, me llegan especialmente los deseos de las personas que siempre están ahí, para lo bueno y para lo malo, que saben sacarme una sonrisa en los instantes más difíciles, que con una simple palabra me trasladan sus sentimientos más sinceros. Que con sus intenciones o su manera de actuar reflejan lo bien que me conocen, después de años en los que hemos compartido momentos importantes, risas y secretos. Y tampoco me olvido de las personas que han llegado a mi vida a última hora, aquellas que he conocido en el último año o con los que he recuperado la relación después de años de ausencia mutua. 

Los seres humanos somos totalmente sociales y el hecho de que ame la soledad voluntaria y eventual no significa que no les necesite a todos. Al contrario: lo cierto es que me alimento de sus personalidades, de lo que me aportan en cada situación, de lo que percibo con cada uno de ellos, de las sensaciones que me alcanzan el corazón cuando me encuentro en su compañía, de los halagos que me dedican cuando saben que no estoy pasando mi mejor momento. Disfruto dándoles consejos, proporcionándoles mi ayuda, los medios a mi alcance para hacer su existencia más dichosa. Porque ver felices a los que me rodean me hace feliz a mí. 

Es por ello que me satisface muchísimo organizar reuniones, cuanto más multitudinarias mejor. Cuando estoy rodeada de gente querida, lo único que puedo hacer es sonreír porque me siento afortunada. Incluso los pequeños roces o enfados del pasado se diluyen, me olvido por completo de las trifulcas ridículas, y miro a quienes quiero como si nada malo hubiera ocurrido. Porque es evidente que las relaciones atraviesan muchas fases, y lo que las hace tan especiales es que engloban una gran capacidad para el perdón y en ellas, no hay espacio para los rencores. O, al menos, no debería haberlo si el contacto es auténtico. 

Hoy cumplo 26 años y me siento cada vez más madura en todos los aspectos vitales. No tengo canas, lo cual es un acontecimiento digno de ser celebrado (conozco chicas que empiezan a tenerlas a mi recién estrenada edad). Sigo teniendo mi piel firme (más que hace unos meses incluso), no tengo ni una sola arruga (aunque alguien intente hacerme de rabiar con el tema), mantengo mi optimismo de hace años (empañado por breves toques de negatividad que considero lógicos como consecuencia del paso del tiempo), hago lo que quiero y vivo a mi ritmo. Pero, sobre todo, soy fiel a mí misma y siento que he crecido como persona. 
Empiezo a cogerle el gusto a esta nueva edad. Gracias a todos/as por contribuir a que me sienta tan bien. Vosotros sí que sois grandes. 


"No hay una cura para el nacimiento y la muerte, excepto disfrutar lo que hay de por medio". George Santayana, filósofo,  ensayista, poeta y novelista hispano-estadounidense. 


3 comentarios:

  1. No te equivoques preciosa,aqui, la unica grande eres tu ;) que cumplas muchos mas y que los sigamos disfrutando juntas, te quiero mucho pedorri :)

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  2. Algo debes estar haciendo bien para estar tan bien rodeada. Porque no solo celebramos tu cumpleaños, sino tu positivismo, tus ganas de superarte y el buen rollo que transmites. Alicia, es tu día, pero lo celebramos todos.

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