martes, 22 de mayo de 2012

Mentes perturbadas

Son muchos los asesinos que han sembrado el terror en distintas zonas del mundo a lo largo de la historia. Sus crímenes, ya sean premeditados o casuales, siempre se cometen de la misma forma o existe un elemento común que los relaciona. Sus absurdas motivaciones para asesinar les convierten en perturbados y en un verdadero peligro para la sociedad. Con una personalidad complicada, una infancia difícil o el trauma de haber sufrido cualquier tipo de maltrato, estos individuos comparten el deseo de matar. 

TIPOLOGÍA
La mayoría de ellos suele despertar odio por parte de la opinión pública, que condena sus irracionales crímenes, pero por otra parte, es sorprendente que mucha gente sea capaz de coleccionar algunos objetos vinculados a los psicópatas o de su propiedad. Es el caso de algunos coleccionistas estadounidenses que están dispuestos a pagar mucho dinero para conseguir objetos de asesinos famosos, como la dentadura o la máquina de escribir de Ted Kaczynski, que fue detenido en 1996, tras haber enviado bombas en paquetes postales en Estados Unidos, durante varios años. 

Es difícil determinar dónde está el límite entre un asesino común u ocasional y un asesino en serie. Puede que les diferencie el hecho de que el primero mata en puntuales excepciones, empujado por alguna razón que él considera importante y normalmente se arrepiente, y el segundo comete un asesinato tras otro, sin buscar motivos o tener un móvil claro para ello, y estudia al detalle la manera de cometerlos. En cuanto a los asesinos ocasionales, la mayoría de las veces suelen conocer a sus víctimas de vista o de manera más cercana, mientras que los asesinos en serie las ven por primera vez en el momento del crimen, aunque tengan muy estudiadas sus pautas a seguir. Sin embargo, en estas formas de actuar puede haber excepciones. 

Un agente especial del FBI, Robert K.Ressler, creó el término asesino en serie (serial killer). A través de diversas entrevistas que hizo a los asesinos más peligrosos que se encontraban en la cárcel (lo que ayudó a la detención de otros criminales), pudo dividir a estos psicópatas en tres categorías:
·    Organizados: son muy conscientes de lo que hacen y cuidan mucho todos los detalles, tanto al elegir la víctima, como el eliminar las posibles pruebas del crimen.
·     Desorganizados: tienen problemas mentales graves y no planean sus asesinatos.
·     Mixtos: no son habituales y combinan la actitud de los dos anteriores. 



En cualquier caso, el término asesino engloba a todo aquel individuo que comete crímenes en cinco circunstancias básicas: inundación, incendio, veneno o explosivo, premeditación y ensañamiento. Según el Código Penal español, estas cinco circunstancias convertían el homicidio en asesinato, y diferenciaban así ambos términos. De un modo más sencillo, los diccionarios definen asesino como “el que asesina, homicida” o “persona que mata a otra con premeditación”.

En el siglo XI, "los asesinos" eran los miembros de una secta secreta, fundada por Hasan b Sabbah, que actuaba en Persia y Siria y cuyo objetivo era el asesinato sistemático de sus rivales político-religiosos. A pesar de que los jefes de esta secta contaban con la absoluta obediencia de sus seguidores, muchos de ellos murieron asesinados por éstos.  Esta sociedad se mantuvo activa hasta el siglo XIII, cuando fue eliminada por los mongoles. Quizá, ésta fuera la más importante agrupación de asesinos de la historia, nombrados a sí mismos como tales. 

EL INDIVIDUO AGRESIVO
En muchos casos, la agresividad surge en el momento del nacimiento, aunque no se manifiesta del todo al principio. Un niño que tenga una personalidad de por sí agresiva desarrollará más intensamente esa personalidad si vive en un entorno que le resulte hostil o cruel, ya sea dentro de la familia o en el exterior. Muchos psicoanalistas sostienen que a pesar de todo, este desarrollo del comportamiento agresivo se puede evitar, pues depende directamente de cada persona y de la educación que haya recibido.

Existen dos visiones opuestas en cuanto a la agresividad. Según afirma Anthony Storr en su libro La agresividad humana, “muchos autores nos han transmitido la impresión de que la agresividad se trata simplemente  de un impulso lamentable, que debe ser eliminado, y no de una parte necesaria de nuestra herencia biológica con la que tenemos que aprender a coexistir, y que ha servido y sigue sirviendo para conservarnos”. 

El autor Alfred Adler identifica la agresividad con el deseo que tenemos los seres humanos por alcanzar el poder y conseguir la superioridad y la perfección respecto a los demás. Freud sostuvo que el hombre era autodestructor y que la agresividad era una variante de lo que él llamaba el “instinto de muerte”, en el que se defendía que toda materia tenía como final su desaparición y que nada se mantenía eternamente.

Algunos experimentos han indicado que en una parte del cerebro, concretamente, en el hipotálamo, es donde surgen los sentimientos de ira en el ser humano, que nos inducen a mostrarnos agresivos. Si volvemos al libro La agresividad humana, al autor dice que todos hemos sentido alguna vez los impulsos que podrían llevarnos a cometer un asesinato. Esos impulsos existen en nuestro interior y se encuentran reprimidos hasta que una situación nos supera en exceso. Esto no quiere decir que en circunstancias desbordantes o extremas, la respuesta sea el asesinato, pues éstas no lo justifican, sean cuales sean. 

Hay personas que dirigen su ira contra ellos mismos o contra el exterior y no pueden controlar su furia. Como dice Anthony Storr en el libro antes mencionado, “estos individuos han sido incapaces de integrar su agresividad de un modo positivo y, consiguientemente, cabe considerarlos como mentalmente enfermos o inadaptados”.
En concreto, existen cuatro estados mentales relacionados con la agresividad, que en casos muy específicos, podrían convertir a un individuo violento en un asesino: depresión (angustia que, en casos extremos, puede llevar al suicidio), comportamiento esquizoide (desconfianza, hostilidad), comportamiento paranoide (crueldad, satisfacción con el dolor ajeno) y comportamiento psicópata (indiferencia ante las emociones de los demás, falta de remordimientos, egoísmo). 

ENFERMEDADES MENTALES DEL ASESINO
Es importante comenzar con una distinción entre lo que se considera normal y anormal. Según define Margarita Ortiz-Tallo en el libro Trastornos psicológicos, “el sujeto es considerado anormal si es incapaz de ajustarse a las normas que ha establecido la sociedad o su propia cultura”. Esto se ve muy reflejado en los actos violentos. Hay que entender que ninguna conducta o acto es anormal en sí mismo, sino que la unión de diversos factores negativos o anómalos es lo que crea la anormalidad.

Existen algunas enfermedades mentales, crónicas o transitorias, que afectan a la mayoría de los asesinos potenciales: 
Personalidad límite
      - Trastornos de la personalidad: los enfermos son personas que igual pueden sentirse alegres, tristes, melancólicas o agresivas y pueden pasar de un estado de ánimo a otro con relativa facilidad. Existen tres subtipos:
*   Los individuos que tienen una personalidad disocial están en contra de las reglas sociales establecidas en la sociedad en la que viven. Su forma de actuar es similar a la que emplean quienes tienen un comportamiento psicópata. 
*   La personalidad “límite” es aquella por la cual el individuo se muestra inconstante en sus opiniones, en la manera de considerar a sus amigos y en la visión que tiene de sí mismo (puede autoagredirse o intentar el suicidio). 
*    Muchos asesinos en serie son identificados con una personalidad anancástica. Son perfeccionistas, cuidan todos los detalles, defienden una exagerada limpieza y la puntualidad. Además, protegen su intimidad al máximo y a veces, pueden mostrarse dudosos e indecisos. Suelen cometer sus crímenes con la mayor exactitud, estudiando cada elemento tenido en cuenta.  

      - Trastorno obsesivo- compulsivo: se trata de una dolencia en la que el individuo se obsesiona con determinados pensamientos, imágenes, e incluso personas, y no puede apartar esas obsesiones de su mente, aunque ese sea su deseo. Esto puede provocarle ansiedad, y en ocasiones, la obsesión puede conducir al asesinato (por ejemplo, si un hombre se obsesiona con una mujer con la que no puede estar, y decide matarla). El crimen sería una forma de compulsión (acto llevado a cabo para aliviar la ansiedad), pero no es algo habitual.

    - Delirio: está relacionado con la paranoia, y se caracteriza porque quien lo sufre, siente desilusiones constantes que pueden hacer referencia a muchos aspectos, como la vida amorosa, su creencia en que es un individuo rico y poderoso (y luego, se da cuenta de que no es así), los celos enfermizos e injustificados y la manía persecutoria.

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